miércoles, 19 de noviembre de 2008

Un trastorno mental sorprendente.


El señor P. era un eminente músico que había acudido a la consulta de un neurólogo porque tenía problemas para identificar las cosas de su entorno. En alguna ocasión le habían sorprendido dando palmaditas en la parte superior de las bocas de incendios creyéndolas cabecitas de niños o iniciando una conversación con el picaporte de una puerta. Tras la revisión, el señor P. salió de la consulta. De repente, se detuvo en seco, rodeó el coche y se dirigió al asiento que ocupaba su mujer, la agarró del cuello de la camisa y por las orejas e intentó ponérsela en la cabeza.

2 comentarios:

Nadym dijo...

Menudo despiste el tipejo de la historia nena, jajaja. Te quiero, un besillo.

Hada Azul dijo...

Si, más despistado que yo, y mira que eso ya es decir, verdad... Bueno aunque yo más que despiste tengo la edad del gallinero, no comparto, me cogi yo sola todos los pavos. Te quiero.