Aquellas estrellas que nos regalábamos el uno al otro en las noches en las que el insomnio nos podía siguen ahí, intactas, haciéndome recordarte cada noche. Todas ellas fueron mías y tuyas, fruto de nuestro empeño por compartirlo todo. Todas ellas te echan de menos tanto como yo, añorando cada centímetro de tu piel y cada beso y caricia que al final conseguía dormirme. Mientras se reflejan en esas sábanas que tanto te gustaban, añoran mi cabeza sobre tu pecho, tu pelo enredado entre mis dedos, toda aquella ternura que hoy sigue viva aunque duramente reprimida, ese deseo que como las estrellas sigue ahí, y ahí se quedará para siempre. Cuéntalas cada noche, desde tu cama, esa que la distancia separa tanto de la mía, y recuérdame siempre, pues ni siquiera la lejanía logrará apagar ninguna de ellas.
Besos.
Besos.
2 comentarios:
Para estrellas las que he visto esta semana en el campo, imposible ver tantas en Madrid con la cantidad de contaminación que tenemos sobre nuestras cabezas.
Mientras se sigan viendo... Un beso ;)
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