viernes, 26 de junio de 2009

Pequeña luciérnaga


Cuenta una leyenda que...

... Una vez, una serpiente empezó a perseguir a una pequeña luciérnaga. Ésta, huía rápido y con miedo de la feroz predadora, mientras que la serpiente no desistía en sus fallidos intentos. Huyó tantas veces como podía, pero la serpiente insistía una y otra vez.
Pero un día, ya sin fuerzas, la luciérnaga se paró y quedó frente a ella, y antes de que la serpiente se lanzara sobre ella, le preguntó:
- ¿Puedo hacerte tres preguntas?
La serpiente, recelosa, se quedó mirándola, y finalmente dijo:
- No acostumbro dar este precedente a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar.
La luciérnaga, agonizando, tragó saliva y empezó su interrogatorio:
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- No.
- ¿Te he hecho algún mal?
No. Volvío a responder la serpiente.
- Entonces, ¿por qué quieres acabar comnigo?
La serpiente, se envaró más hacia su presa y dijo:
- Porque no soporto verte brillar.

Moraleja...
Cuando nos sentimos dañados por alguien, muchas veces nos preguntamos qué hemos hecho mal para que nos dañen, y a veces, hasta nos creemos y/o nos hacen creer que realmente nos lo merecíamos.
Cuando la verdadera razón es que no soportan vernos brillar con luz propia.

Ésta reflexión me la contó un profesor hace bastante poco, y la verdad, me ha hecho pensar mucho durante estos días.

Besos.


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