jueves, 25 de febrero de 2010

Tú, como el aire de una tarde de verano, ese aire que va y viene, haciéndome dudar de mi estancia. Vienes y vas, caprichoso, apoderándote de mi voluntad y cambiando mi parecer con cada ráfaga de cariño que posas en mis labios.
Al calor acudes, sofocándome, haciéndome creer que te quedarás para siempre. Me llenas de mil caricias y susurros mientras te apoderas de mi mente llenándola de brisas que me parecen dulces, sinceras y hasta permanentes.
Pero cuando me has convencido te vas, trayendo a mí este calor insoportable gracias a la huida de tu brisa, esa brisa que se lleva mi esperanza y mi confianza en ti.
Y cuando creo que te he perdido y procedo a marcharme, harta del calor que me hace dudar, vuelves a aparecer. Entonces tu brisa cariñosa y dulce me devuelven la confianza en ti y las ganas de seguir adelante.
Sabes que soy presa de tu encanto, esclava de tus besos y a la espera del milagro. Aun así no te confíes; te aseguro que algún día me haré fuerte, decidida y rencorosa, y no podrás volver a usar tus armas. Recuérdalo bien, no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

2 comentarios:

Amylois dijo...

Me encanta leerte, eres tan romantica!!! Podrías escribir un libro realmente precioso, que conmoveria a muchos corazones!!
Un fuerte abrazo!!

Hada Azul dijo...

Muchas gracias Amylois

Un besazo!