lunes, 21 de junio de 2010

Los días pasan y son ajenos


¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Puedo confiar en ti? Pues... verás, hay algo de lo que no estoy segura, hasta hace pocos meses sí lo estaba, pero poco a poco, con el paso del tiempo, esa seguridad se ha ido de mí como un pajarillo que abandona su nido para buscar y hacer su vida en otro lugar, en realidad es así como me siento. Siento que no estoy en el lugar correcto, ni con la persona correcta, no sé si hago lo correcto ni si creo lo correcto. Como ves, estoy echa un lío, dentro de un círculo vicioso que sigue dando vueltas y, sinceramente, cómo siga así, me voy a acabar dando miedo.
El caso es que tengo miedo... sí, miedo de perder lo poquito que me queda, sí es que aún me queda algo,... He estado demasiado tiempo ciega, como un burro que no puede ver a su alrededor y ahora ha sido demasiado tarde para darme cuenta. Los días pasan y son ajenos, ajenos a todo lo que me pasa, da igual el día, la hora o el lugar, el caso es que cuando me miro por dentro, no veo nada, sólo un profundo vacío y soledad. Muchas veces me pregunto ¿Dónde está la felicidad? mi felicidad,... aquella con la que crecí, ¿Dónde está la sonrisa que tanto se me escapaba? mi sonrisa,... esa que a tanta gente le gustaba, aquella sonrisa sincera que tan bien me quedaba pintada en la cara, o aquella sonrisa que a tanta gente hizo sonreír, no esa sonrisa falsa que lo único que quiere es brillar como lo hizo tiempo atrás. Y si lo hizo antes, ¿Por qué no puede hacerlo ahora? Es la pregunta sin respuesta que rodea mi cabeza.
Pero claro, como en todo siempre estás tú, con tus ganas de fastidiar, con tu avaricia y tu fuerza por joderle todo a los demás, intentar por todos los medios que no tengan una vida sin tí. Lo que pasa es que te jode que los demás tengan una vida y tu no la puedas tener. Y yo como una tonta caigo en tu juego y vuelvo a darte oportunidades. Llevo diciéndolo mucho tiempo, quiero volver a ser yo, aquella que con sólo mirarla se podía averiguar cómo estaba o qué era en lo que pensaba,... pero no, contigo no se puede.
Lo único que saco como conclusión de todo esto es que la familia no se elige, y a veces no están a tu lado porque no quieren, no pueden o simplemente porque se fueron antes de tiempo, pero los amigos se pueden elegir, y en el fondo, ellos son tu verdadera familia. Hay gente que se merece la palabra AMIGO, otras personas no tanto, pero eso sólo lo puedes decidir tú. Yo sé que me equivoqué al elegir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola =)
Qué palabra tan hermosa.. Amigo... A veces me pregunto qué es eso. Jamás he sabido qué significa esa palabra. Creí descubrirlo hace unos años, pero sólo era una falsa sensación de amistad...
Es cierto que los amigos se pueden elegir, pero es algo muy complicado, porque nunca se conoce al perfecto amigo...
En fin, déjalo, son desvaríos míos xD
Un besazo.

Hada Azul dijo...

Hay veces que los que creemos que son nuestros verdaderos amigos nos traicionan, pero no olvides que cuando una puerta se cierra siempre queda abierta una ventana. Muchos besos