miércoles, 19 de mayo de 2010

Indiferencia


Es cierto, la indiferencia puede ser muy apetecible, ya que puedes confundirla con la fórmula mágica que lo hará desaparecer y sanará las heridas.
Mas, poco a poco, me doy cuenta de que es sólo una ilusión, que no es real. Por mucha indiferencia que yo demuestre, no quiere decir que no tenga el interior destrozado.
Una semana, es mi récord. Tal vez esto me cueste menos, aunque sólo sea exteriormente, de lo que pude llegar a pensar.
De momento, no hay gotitas que humedezcan mis labios ni mi rostro; y eso me hace sentir muy orgullosa de mí misma. Quizá poco a poco, él vaya desapareciendo. Sí, supongo que podría ser así. Y, si no lo hace, al menos pido que pueda apartarlo hacia un lado. Dejarlo aparcado en el reservado que le hice en mi corazón años atrás, de donde, un día, lo saqué con toda la alegría y la felicidad de la que podía disponer, y, ahora, lo tengo que volver a meter.
No me lamento con esto, no. Simplemente me desahogo, quizá no sea la mejor forma, pero al menos así no me como tanto la cabeza.
Espero no tener que seguir oyendo cosas sin sentido. Me conformo con eso.
Todo lo demás a un lado y ya, las cosas son como son; y hay que aceptarlas, me atrevo a decir, que intentaré hacerlo con optimismo. En cuanto lo guarde a él en el rinconcito de mi interior al que ha pertenecido siempre, supongo que veré las cosas bastante más fáciles. Hasta entonces, seguiré escribiendo. No dejaré de quererle, y lo asumo con resignación, pero se puede intentar ver la botella medio llena en vez de medio vacía y aceptar los golpes tal y como vienen. Afrontándolos y superándolos y, desgraciadamente, apartándolo a él.

2 comentarios:

Amylois dijo...

Animo wapi!!!

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo teneemos que aceptar como viene las cosas aunque nos duelan y mucho el amor es asi
muchos animos
un beso