sábado, 30 de mayo de 2009

A la luz de la luna



Nuestro alrededor está lleno de multitud de detalles, que por pequeños que sean, merecen la pena saberlo.


Muchas veces vamos en el coche de viaje y miramos la luna, parece que viene con nosotros, que nos sigue, acompaña y nos arropa hasta que llegamos donde queremos. Si nos quedamos fíjamente mirándola, llegamos a ver que la luna parece tener ojos, nariz y boca, casi siempre contenta. Pero en realidad sólo tiene cráteres.


Me encanta pedirle deseos a las estrellas cuando la luna está menguante o creciente, nunca en llena o nueva, no sé por qué, serán manías. El cielo de noche, con las estrellas brillando como nunca, formando figuras que no conoces, nunca has visto, que no puedes llegar a contar, pero que si las conectas con paciencia puedes lograr a ver tu nombre, o algo en lo que estés pensando. Pedirle deseos a las estrellas, o desahogarte mirando el cielo, con su luna y todas sus estrellas, tumbada en la hierba o en el suelo. Es precioso.


Besos.

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